En este caso los propietarios de la casa se habían trasladado a otra ciudad por lo que carecía de objetos personales, teníamos la gran suerte de que el amueblamiento era sencillo y moderno.
Aquí el reto estaba en hacerla acogedora, convertir una casa cualquiera en un hogar. El zumo de naranja en la cama, el café recién hecho de la cocina y los gintonics en el jardín harían de esta vivienda el hogar perfecto.