Este fue el proyecto con el que nos estrenamos, un piso que llevaba en venta casi un año. Tras la intervención transcurrieron apenas tres meses cuando apareció el comprador.
La vivienda estaba recargada con cientos de recuerdos y objetos que la propietaria había adquirido a lo largo de los más de 40 años que había vivido allí. Los cortinones de volantes, los burletes y los pompones dominaban los espacios y las figuritas y adornos invadían las estancias constriñendo los ambientes.
La intervención consistió en despejar los espacios retirando los objetos personales de todas las estancias, consiguiendo despersonalizar la vivienda y que fuese apta para todos los gustos aumentando la percepción de luz.
Retirando además los pequeños muebles que saturaban las estancias conseguimos hacer espacios más amplios . Una decoración sencilla, neutra , combinando los colores favoreciendo la sensación de luminosidad fue el toque final a esta intervención